
TEMAZCAL
Este es el altar más antiguo que nuestra familia posee. Aquí honramos el origen, el momento mismo de la concepción y la creación de todo el universo, la memoria más antigua, el primer movimiento donde sucedió la vida. Es el vientre de nuestra Madre Tierra fecundado por las Abuelas Piedras, que llevan la semilla del Fuego. Es la memoria del primer aliento que se eleva en forma de vapor cuándo el agua consagra la relación del padre y la madre y trae consigo la bendición de la gestación, de la transformación, del poder y la vida.
El temazcal es la primera casa y por eso en él honramos a nuestra madre. Ella es la primera flechadora, ella fue la que tomó su primera flecha y la lanzó al sol. Y fue certera, dio en el blanco, y el sol como sabe de que se trata le contestó con toda su sabiduría, toda su luz, todos sus rayos, todo su calor. Así es como surge el agua del cielo y el agua de la tierra. Así se da el primer aliento y eso es lo que estamos activando y reactivando cada vez que se pone el agua en las Abuelas Piedras. Es la memoria Ancestral.
Esta ceremonia es muy sagrada, de manera tradicional, se llevaba a cabo antes de importantes ceremonias, tareas y/o proyectos que exigieran a los hombres y mujeres ser puros y fuertes. Era tan importante entonces, que incluso se hacía a diario, es por eso que nuestros hermanos del norte afirman que su fuerza viene de la practica de esta ceremonia.
En la ceremonia de temazcal intervienen todos los Poderes del Universo: la Tierra y todo lo que nace de ella; el agua, el fuego y el aire. Finalmente, cuando salimos de la cabaña de sudar somos semejantes a las almas que han sido guardadas, y que regresan al Gran Espíritu después de haber sido purificadas, también dejamos tras de nosotros, todo lo que es impuro, con el propósito de vivir como lo quiere el Gran Espíritu, y a fin de conocer algo de este Mundo verdadero del Espíritu que está escondido detrás de este

